martes, 30 de diciembre de 2014

CHOLOS, MULATOS Y JABAOS

Existen nombres para todos los colores de las mezclas raciales. Algunos implican un cierto orgullo o envidia secreta a despecho que signifiquen o no status social.
No quedaron indios en Cuba. Fueron exterminados por los españoles o por la gripe europea, y los fortísimos negros los reemplazaron en los trabajos más duros. Ser o parecer indio en Cuba es raro. Si alguien es identificado como “el indio”, esto le confiere en sí mismo una distinción estética. Luego ser llamado “el indio” significa ser diferente respecto de la mayoría. Y diferente para bien, puesto que todos admiramos el cabello negrísimo y plomizo de los indios, el tinte exacto de su piel, y además le conferimos atributos de personalidad conectados con el respeto y el misterio.
Qué sorpresa enterarme de que a los bellos resultados que producía la mezcla entre blancos e indios se les llamaba despectivamente en Suramérica como “cholos”.
¿Es feo Guaytabó por ser cholo?

Partiendo de que el ideal (no compartido nunca por el goce estético popular) era ser blanco “europeo”, quizás no era bueno ser clasificado como:
un negro “cabeza de puntilla”  
un negro “congo”  
como un negro “azul”  
como un “mulato atrasao”
un mulato “adelantao”
un “mulato blanconazo”
un ”jabao desteñío”,
ni siquiera “pasar por blanco”.
Pero por el aquello de que las etiquetas casi nunca son buenas a nadie le ha gustado tampoco ser
un “blancuzo”,
ni siquiera el “blanquito”,
por no hablar del  “barriga de leche”
o del gallego colorao.
A no ser, claro está, que las etiquetas fueran apellidadas por otras muy cariñosas, como:
 “jabaíto lindo”
” mulata del sabor”, etc.

En cambio ser “el chino” y más aún ser “el  indio”, era entrar en la categoría de los raros casi siempre agraciados, puesto que inevitablemente llevaban la mezcla en la sangre y nadie se atreve a negar que la mayoría de las veces la mezcla es bella.

¿Por qué esa necesidad de clasificación?
Tenemos cierta tendencia al prejuicio. Más allá de la belleza, creemos que un individuo de aspecto europeo se comportará mejor que un cholo.
¿Cómo y en qué se comportará mejor? ¿Usando los cubiertos, o actuando acertadamente ante una situación inesperada?
Se comportaron el señor Norton o la bella Eloísa Griñán a la altura de las circunstancias, o manipularon su imagen y condición para pasar por encima de los intereses de la mayoría.

Como en definitiva todos estamos mezclados, los negros “azules” y los rubios “albinos”, nos sentimos implicados personalmente en contra de los prejuicios o las etiquetas peyorativas.
Nos gusta que la belleza trascienda de manera incuestionable los cánones, que la bondad y los valores humanos superen cualquier estereotipo. En realidad nos gusta descubrir que todos somos bellos, valientes y honrados de la manera exacta en que somos, y que tenemos también la categoría de héroes públicos o privados, al menos en potencia.


Hoy por hoy no deja de ser interesante que en países profundamente mestizos y criollos, sean sus líderes casi eternos, hombres de apariencia europea, y en otros, otrora fervientemente conquistadores, esclavistas y racistas se pueda mirar con normalidad un apuesto y viril líder mulato.


No hay comentarios:

Publicar un comentario