martes, 24 de febrero de 2015

EQUIPOS HERÓICOS

La mejor amiga de Lázara optó por ir a escuchar los episodios de Guaytabó a su casa, en vez de esperarla en el pasillo. Fue ella, Guadalupe, la que  enseñó a Lázara trucos para defenderse en la escuela. El colegio parecía a veces una jungla de supervivencia, llena de animales peligrosos, y los niños tenían que adaptarse rápido o pasarlo mal.  
Lázara no sabía que Guadalupe era negra, ni que era cabezadepuntilla, ni que era algo que más tarde los adultos le definieron como chusma. Sólo veía que ella le entendía perfectamente y que era muy atractiva. Que al hablar movía su boca con mucha flexibilidad haciendo todo tipo de gestos con su cuerpo, y que tenía frases súper efectivas para neutralizar los ataques de los otros. Era una heroína. Y fue ella la que entrenó a Lázara, con sucesivas prácticas y ensayos para responderle a Pesteamierda el villano.
Era necesario mover las manos casi como una bailarina gitana, y aprender a revirar los ojos con profundo desprecio, escoger una buena frase en un tono de voz adecuado y en un momento favorecedor:
-          Oye, Pesteamierda, evapórate, condénsate, pero no te precipites – el muchacho miró a Lázara como si no la conociera – Ya me enteré que fue tu madre la que te botó a Despojo. Así que no me vengas con que es tuyo. Ahora es mío y, por cierto, huele mejor que tú.  ¡Conmigo sí que no!

De alguna manera aquello resultó tan efectivo que por algún motivo fue Guadalupe la que terminó sentándose al lado de Lázara, desterrando para siempre a Pesteamierda. Ella era delgadita como un alambre y el pupitre pasó de ser una caja de apretados cuerpos malolientes y sudorosos, a ser un holgado espacio donde traficar con dibujos y mensajes clandestinos. Comenzaba la formación de un equipo heroico.


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